Si
para ser peregrina
te elevaste desde el suelo,
di qué haces en el cielo,
primorosa palmerina.
La
cal por tu ser camina
luciente, con cierta calma,
y
llevandote a La Palma
entre tus brazos azules, te rasgas
tus dulces tules
para enseñarnos su alma.
(Poesia de J. M. Enrique Calero y Calero)
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